Más allá del pronóstico de lluvia, miles de corredores se concentraron a las 7 de la mañana de este domingo en Figueroa Alcorta y Dorrego para competir en el Maratón Internacional de Buenos Aires, organizado por Asociación Ñandú, el cual celebró su edición de su 40 aniversario. La prueba de 42.195 metros volvió a ser la más convocante de Latinoamérica: tuvo 14.500 competidores de los cuales cerca de 5.000 vinieron desde países extranjeros, con una fuerte presencia de Brasil.
En el camino hacia la meta ―ubicada en el mismo punto que la largada―, los que iban llegando levantaban en el aire con orgullo las diferentes banderas de sus países mientras los aplausos del inmenso público no cesaban. A todos ellos les tocó atravesar el mismo sistema de “olas” y el circuito que se diseñó para la temporada anterior, y que cuenta con la certificación internacional de la World Athletics.
La resistencia física, mental y espiritual se contagiaba en locales y extranjeros. Y la emoción era inevitable cada vez que alguno de los corredores cruzaba ese arco de llegada para besar su medalla finisher y fundirse en un abrazo con familiares y amigos.
El podio se lo llevó el nivel de figuras de elite, con tres deportistas de Kenia.
Pero son miles las historias de lucha y perseverancia en donde muchos deportistas se arriesgaron a ir por un sueño en otro país. Clarín se encontró con Luis Carlos, uno de los tantos corredores que vinieron desde Brasil, conformando ese 80% de la banca internacional.
Él, de 58 años, viajó desde San Pablo a Buenos Aires con su esposa solo por el fin de semana. El objetivo lo tenía marcado, y ya contaba con experiencia previa en este tipo de torneos.
Luis Carlos, uno de los tantos corredores que vino desde Brasil.
“Este es mi cuarto maratón. He corrido también el maratón de 21 kilómetros. Y ahora quiero volver a correr uno más antes de que termine el año. Este es un ciclo de entrenamiento de un año entero, porque comenzás siempre en enero para las carreras que se hacen en abril y mayo”, explicó Luis, con la bandera de Brasil cubriendo su espalda.
No fue su primera vez en Buenos Aires, pero se anotó nuevamente porque toda su vida “estuvo ligada desde siempre a este deporte”: “Debo decir que el año pasado fue mejor. Este año hasta el kilómetro 30 estaba bien, pero después sentí mucho el peso del camino y llegué a hacer un tiempo de 3 horas y un minuto. Me gustaría haber hecho menos, pero este es un hobby que amo. Es un desafío siempre. Y desde los 12 años que corro, ya forma parte de mi vida”.
Muchos, como César Idarraga, tomaron un vuelo desde Colombia con sus seres queridos como tribuna. El desafío de César, que tiene 40, empezó hace 7 años, tras un diagnóstico de cáncer. Su vida, desde entonces, se apoyó en el deporte.
“A mí esto me salvó la vida. Soy triatleta desde hace 7 años. Nunca había corrido maratón, pero quería estar preparado para cuando llegara este momento. Hice un tiempo de 3 horas y 30 minutos, lo cual creo que superó con creces mis expectativas. Yo le tengo mucho cariño a la Argentina, es el país al que más veces he venido, y era aquí donde quería correr por primera vez los 42 kilómetros de maratón”, expresó Idarraga.
César Idarraga, colombiano, corrió en Buenos Aires por primera vez.
César sostuvo que la carrera, como tal, es el reflejo de la vida. Y que cuando esta se pone difícil es cuando “más coraje hay que mostrar”: “Ese es el mensaje que quiero transmitir, que cuando se enfrenten a una prueba como esta es porque ya hayan entrenado. Para lograr un sueño hay que trabajar, solo no va a ocurrir”.
Lo primero que hizo Juan “Juanchi” Benítez, de 32 años, al terminar su carrera fue tomarse unas fotos con su celular. Con una amplia sonrisa de satisfacción luego de haber llegado a la meta y tener su medalla con él. No había venido nunca a Buenos Aires, pero esta vez decidió tomar revancha de un torneo que no pudo completar en Asunción (Paraguay), de donde es oriundo.
Juan “Juanchi” Benítez, de 32 años, viajó desde Asunción.
“La verdad es que disfruté mucho, pero también sufrí. Experimenté la humedad de la ciudad. Me habían dicho que Buenos Aires es de los mejores lugares de Sudamérica en cuanto a maratones”, detalló Benítez, que representó a Eladio Fernández Running Club junto a otros 20 compañeros.
“Fui el primero de todos en terminar, con una marca de 2 horas y 40 minutos, y estoy contento porque me fue muy bien, pude quedar segundo en mi país detrás de Derlys Ayala, que quedó tercero en el campeonato sudamericano”, y agregó que se anotará la próxima vez para volver a competir en Buenos Aires ya que la organización y el recibimiento de la gente fueron muy buenos.
Desde México también estuvieron presentes algunos corredores, como Roberto Ferro, de 42 años, quien compite en este tipo de torneos desde hace 10. Se forma en un club en México y lleva, con esta, 14 maratones realizadas. Pero nunca había estado corriendo en Buenos Aires.
Roberto Ferro, de 42 años, corrió por primera vez los 42k de Buenos Aires.
“En Ciudad de México he corrido dos veces, y los otros doce los hice fuera. Los seis Majors (Abbott World Marathon Majors), y he estado en París, Roma, San Diego. Y la verdad que Buenos Aires siempre me encantó y por eso vine, había estudiado en la UBA hace unos 10 años. Hay ciudades en donde sé que tengo que correr al menos una vez, y esta era una. Lo completé en 3 horas y 39 minutos”, sostuvo.
Tiene en mente como próxima meta Madrid, pero confesó que se sintió muy a gusto con las condiciones del clima, el terreno y el acompañamiento de la gente a lo largo de los 42 kilómetros de recorrido.
“Es mucha resistencia, pero aprendes a disfrutar. Estás con gente de todos lados, vas conociendo la ciudad. Mucha emoción al llegar a la meta, muchos compatriotas, escuchas el grito de aliento 'México', en mi caso, y te emociona mucho. Hubo gran presencia de extranjeros, sobre todo latinos. El evento como tal estuvo muy bien organizado, muy bien marcado, muy bien hidratado. Mejor que muchos otros lugares”, añadió.
Las mujeres extranjeras también se hicieron notar en esta edición, como Marcela Cañas, que desembarcó desde Panamá para el evento y también ya cuenta con 14 maratones encima (entre ellos, los Majors).
Marcela Cañas vino a correr desde Panamá.
“Es una ruta amigable. Hay lomas, los giros son un poco complicados, pero fue una carrera bonita. Pasé por lugares emblemáticos de Buenos Aires. Pasé por el Obelisco como cuatro o cinco veces. Pasé por la Casa Rosada, por la Bombonera, por River. Y la verdad es que estoy sorprendida porque la gente es súper amable”, relató Cañas, quien vino a representar a su club Expreso Runners, logrando una marca de 3 horas y 34 minutos.
El español Abel Antón, bicampeón mundial de maratón en Atenas y Sevilla, fue el invitado especial del evento. Compartió una mañana en la ExpoRunning en el marco de la previa para los 42k de Buenos Aires y fue el largador de la prueba junto a la maratonista olímpica Florencia Borelli.
Lluvia hubo, pero de abrazos, de festejos, de aplausos en una mañana en donde Buenos Aires se volvió internacional. Y convocó desde todos los rincones del mundo, lo que se reflejó en el amplio espacio habilitado para los running teams alrededor de la pista.